lunes, 28 de julio de 2014

La comunicación en tiempos inexplicables


El informe secreto que ayuda a los israelíes a ocultar los hechos 
La habilidad de los portavoces de Israel obedece a pautas fijadas por el encuestador estadounidense Frank Luntz 

ATENCIÓN: ESTE POST ES UNA TRADUCCIÓN LIBRE DE ESTE ARTÍCULO DE PATRICK COCKBURN EN EL DIGITAL "THE INDEPENDENT" AÚN NO AUTORIZADA EXPRESAMENTE POR SU AUTOR.

Los portavoces israelíes tienen que esforzarse mucho para explicar cómo se ha matado a más de 1.000 palestinos en Gaza, la mayoría de ellos civiles, en comparación con sólo tres civiles muertos en Israel por Hamas con cohetes y fuego de mortero. Pero en la televisión, radio y prensa,  portavoces del gobierno israelí, como Mark Regev, ofrecen un aspecto mucho más astuto y menos agresivo que sus predecesores, que frecuentemente se mostraban indiferentes ante el número de palestinos muertos.

Hay una razón para esta mejora en la práctica de las relaciones públicas de los portavoces israelíes. A juzgar por lo que dicen, están siguiendo una estrategia basada en un estudio profesional, bien documentado y confidencial sobre la manera de influir en los medios de comunicación y la opinión pública en Estados Unidos y Europa. Escrito por el experto encuestador y estratega político republicano Dr. Frank Luntz, este trabajo fue encargado hace cinco años por un grupo llamado The Israel Project, con oficinas en EE UU. e Israel, para ser empleado por aquellos «que están en la vanguardia de la lucha en la guerra mediática con Israel».

Cada una de las 112 páginas del libro tiene la indicación «no distribuir ni publicar», y es fácil entender los motivos. El informe de Luntz, titulado oficialmente «Diccionario del idioma mundial de 2009 del Proyecto Israel» (The Israel project's 2009 Global Language Dictionary), fue filtrado casi de inmediato a Newsweek Online, pero su verdadera importancia apenas fue apreciada. Debería ser lectura obligatoria para todos los interesados, especialmente periodistas, ​​en cualquier aspecto de la política israelí debido a los consejos sobre «qué deben hacer y no hacer» los portavoces israelíes.

Las recomendaciones dejan muy clara la brecha existente entre lo que realmente creen los funcionarios y los políticos israelíes y lo que dicen, esto último minuciosamente matizado por sondeos para determinar lo que los estadounidenses quieren oír. Ciertamente, ningún periodista que entreviste a un portavoz israelí debería hacerlo sin haber leído antes esta relación de muchos de los temas y frases empleados por el Sr. Regev y sus compañeros.

El folleto está lleno de enjundiosos consejos sobre la forma en que deben moldear sus respuestas a las diferentes audiencias. Por ejemplo, el estudio dice que «los estadounidenses aceptan que Israel “tenga derecho a unas fronteras defendibles”, pero la cosa no mejora al definir exactamente cuáles deben ser esas fronteras. Hay que evitar referirse a las fronteras en términos de pre- o post-1967, ya que esto sólo sirve para recordar a los estadounidenses la historia militar de Israel. El apoyo al derecho de Israel a defender sus fronteras, por ejemplo, cae de un magnífico 89 por ciento a menos del 60 por ciento cuando se habla de ellas en términos de 1967».

¿Y qué decir del derecho al retorno de los refugiados palestinos que fueron expulsados ​​o huyeron en 1948 y en los años siguientes, y no se les permite regresar a sus hogares? En este caso, el Dr. Luntz ofrece consejos sutiles para portavoces, cuando afirma que «para los israelíes, el derecho al retorno es un tema difícil de comunicar de manera efectiva, porque gran parte del lenguaje israelí recuerda a las palabras "separados pero iguales" de los segregacionistas de 1950 y los defensores del Apartheid en la década de los 80. El hecho es que a los estadounidenses no les gusta, ni creen, ni tragan el concepto de “separados pero iguales».

Entonces, ¿cómo deben los portavoces enfrentarse a lo que el libro admite que es una pregunta difícil? Deberían denominarla una «exigencia», con el argumento de que a los estadounidenses no les gusta la gente que plantea exigencias. «Después, decir que “los palestinos no están contentos con su propio estado, y ahora exigen territorio dentro de Israel”». Otra sugerencia para una respuesta efectiva es afirmar que el derecho de retorno podría llegar a ser parte de un acuerdo final «en algún momento en el futuro».

El Dr. Luntz constata que los estadounidenses en general tienen miedo de la inmigración masiva hacia los EE UU, por lo que la mención a la «inmigración palestina masiva» hacia Israel se les atraganta. Si nada de esto funciona, habría que decir que el retorno de los palestinos «descarrilaría los esfuerzos para lograr la paz».

El informe Luntz fue escrito a raíz de la Operación Plomo Fundido en diciembre de 2008 y enero de 2009. En ella murieron 1.387 palestinos y nueve israelíes.

Hay todo un capítulo sobre «Aislar el Hamás respaldado por Irán como un obstáculo para la paz». Desafortunadamente, el 6 de julio se inició la operación Margen Protector, planteando un problema para los propagandistas israelíes, porque Hamas se había distanciado de Irán en la guerra en Siria y no tenía contacto con Teherán. Las relaciones amistosas se han reanudado en los últimos días —gracias a la invasión israelí.

Una gran parte de las recomendaciones del Dr. Luntz versan sobre el tono y la presentación del caso israelí. Afirma que es absolutamente crucial rezumar empatía hacia los palestinos: «Las personas “persuadibles” [textual] no se preocupan de cuánto sabes hasta que notan cuánto te importan; por tanto, demuestra empatía hacia AMBAS partes». Esto puede explicar por qué muchos portavoces israelíes aparecen al borde del lagrimeo, mientras narran la difícil situación de los palestinos al ser machacados por las bombas y los proyectiles israelíes.

En una frase en negrita, subrayado y con mayúsculas, el Dr. Luntz dice que los portavoces israelíes o los líderes políticos no deben nunca justificar ni lo más mínimo «la masacre deliberada de mujeres y niños inocentes» y deben desafiar agresivamente a aquellos que acusan a Israel de ese crimen. Los portavoces israelíes se empeñaron a fondo en ser fieles a esta prescripción cuando 16 palestinos perdieron la vida en un refugio de la ONU en Gaza el pasado jueves.

Hay una lista de palabras y frases que deben ser utilizadas y una lista de las que hay que evitar. La de Schmaltz es la más utilizada: «La mejor manera, la única manera, de lograr la paz duradera es lograr el respeto mutuo». Sobre todo, debe destacarse en todo momento el deseo de paz de Israel con los palestinos, porque esto lo que los estadounidenses quieren que suceda de forma abrumadora.

El Dr. Luntz cita como ejemplo de «frase con gancho» israelí efectiva», la que dice: «Quisiera dirigirme en concreto a las madres palestinas que han perdido a sus hijos. Ningún padre debería tener que enterrar a su hijo».

El estudio admite que el gobierno israelí realmente no quiere una solución de dos estados, pero señala que esto debe disimularse, porque el 78 por ciento de los estadounidenses tampoco desean esa solución. Hay que resaltar el deseo de una mejora económica de los palestinos.

El primer ministro Benjamin Netanyahu consiguió un elevado grado de aprobación cuando dijo que «es hora de que alguien pregunte a Hamas: ¿qué estáis haciendo para llevar la prosperidad a vuestro pueblo?». Cuesta creer la hipocresía de esto: son los siete años de bloqueo económico israelí los que ha reducido la franja a la pobreza y la miseria.

En todos los casos, la presentación de los hechos por los portavoces israelíes se orienta a dar a americanos y europeos la impresión de que Israel quiere la paz con los palestinos y está dispuesto a comprometerse en lograrlo, cuando todas las pruebas apuntan a que no lo hace. A pesar de que no fue concebido como tal, pocos estudios más reveladores se han escrito sobre el moderno Israel en tiempos de guerra y paz.

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